Las agendas escolares basadas en pictogramas pueden resultarnos de gran utilidad para trabajar la estructuración del tiempo y la anticipación de tareas en el colegio y en el entorno familiar, especialmente, con usuarios que necesitan una planificación exacta de todas las actividades que van a realizar a corto y a largo plazo. En muchas ocasiones, la agenda evitará así la aparición de conductas inadecuadas por la dificultad que tiene algunas personas para comprender la tarea que le demandamos, el tiempo necesario para ejecutarla y el lugar donde la vamos a realizar. Por lo tanto, también es fundamental la implicación de la familia en el uso de la agenda en casa, ya que es otro entorno donde va a ser necesario anticipar y planificar cualquier evento que vaya a acontecer.
La estructura de las agendas puede ser variable tanto en el fondo como en la forma, aunque deben adaptarse siempre a las características y necesidades de cada usuario en concreto.
Un formato de agenda habitual podría contener los datos personales básicos, un calendario mensual de actividades, una agenda diaria de tareas, el menú diario, algún tablero de comunicación, etc.
El usuario debe estar implicado en el uso y en el manejo de la agenda, aportando a la misma las habilidades que sea capaz de realizar (escribir, pintar, pegar un gomet, etc.), para que el vaya regulando su propia conducta.
Debemos aprovechar la posibilidad que nos ofrece la agenda para intercambiar información entre el colegio y la familia, ya que en los casos en los que existe dificultades en la comunicación, ésta será el vehículo habitual para transmitir los mensajes que consideremos necesarios.